Sirio, o Sirius en su denominación latina, es el nombre propio
de la estrella Alfa Canis Maioris, la más brillante de todo el cielo nocturno
vista desde la Tierra.
Está situada en la constelación del Canis Maior y es 25 veces
más brillante que el sol y dos veces más grande que este. Es especialmente
visible en los meses invernales, muy cerca de la inconfundible constelación de
Orión.
Esta estrella tan notable fue muy conocida por las
civilizaciones antiguas, tales como Sumeria, Egipto, Grecia y Roma, en las cuales
adoptó un papel de gran relevancia en la religión, mitología, astronomía y
astrología.
Los antiguos egipcios llamaron a esta estrella Sotis o Sothis, y era considerada como anunciadora de la crecida del Nilo y por consiguiente, de una buena cosecha, episodio sumamente importante para la sociedad agrícola del momento. Su aparición estaba también vinculada con el periodo de verano y las epidemias causadas por el calor.
Los antiguos egipcios llamaron a esta estrella Sotis o Sothis, y era considerada como anunciadora de la crecida del Nilo y por consiguiente, de una buena cosecha, episodio sumamente importante para la sociedad agrícola del momento. Su aparición estaba también vinculada con el periodo de verano y las epidemias causadas por el calor.
En la astronomía tuvo gran importancia, pues los egipcios basaban
su calendario en el orto heliaco de Sirio, esto es, el primer día en que la
estrella se hace visible por oriente en la madrugada justo antes del amanecer, y
después de haberse alejado suficientemente del brillo del Sol. Su primera
aparición marcaba el comienzo de un nuevo año, lo cual era altamente celebrado
por la antigua civilización egipcia.
La ineludible relación entre Sirio y el calendario egipcio ha
ocasionado que, con el tiempo, Sirio y el conocido Ciclo Sotíaco (también
sotiaco, sothiaco o sótico) se hayan convertido también en un importante
elemento que ayude a determinar con mayor exactitud la cronología del Antiguo
Egipto.
El
Ciclo Sotíaco o Período Canicular, es el periodo de 1460 años de 365 días
exactos cada uno en los que el orto heliaco (o salida heliaca) de Sirio coincidía
nuevamente con el inicio del año
nuevo. Esto se debía a que cada cuatro años el orto de Sirio se desplazaba un
día en el calendario, es decir cuatro años por cada uno de los 365 días
del año, volviendo a coincidir con el año nuevo teórico solo tras unos
1460 años.
Sotis además de haber sido una estrella muy significativa para los antiguos egipcios, estuvo estrechamente relacionada con la diosa Sopdet. Esta deidad era representada como una mujer que portaba la corona Blanca, una estrella, el uraeus y dos cuernos, o en ocasiones con dos plumas. También se la ha visto como un inmenso perro, símbolo de la constelación del Can Mayor.
Sopdet en jeroglíficos. |
Sopdet
fue la esposa de Hapy y madre de Sopdu. También era considerada como la madre y
hermana del faraón, a quien conduce por los Campos del Aaru, para poder
transformarse en una eterna estrella viviente en el Campo de las Ofrendas. A
esta diosa se la solía representar en los techos astronómicos de las tumbas.
Representación de Sotis en el techo de la KV34, tumba del faraón Tutmosis III. |
En la actualidad, la primera aparición de Sirio ya no ocurre en
los periodos más calurosos, sino hasta principios de septiembre aproximadamente,
sin embargo, la fecha en que esto ocurra depende de la latitud del lugar. Por
ejemplo, en el Sur de la península Ibérica ocurre alrededor del 10 de agosto y
en la ciudad egipcia de Luxor, alrededor del 31 de julio. Pero hace unos 4.000
años, este evento tenía lugar en Egipto cerca de la primera quincena de julio
(en nuestro calendario gregoriano) ya que las fechas han sido modificadas
debido a la oscilación del eje de rotación de nuestro planeta.