miércoles, 6 de marzo de 2019

Hipatia de Alejandría: un faro de sabiduría.

Dibujo de Hipatia por Jules Maurice Gaspard (1862 - 1919)


Muchos consideran a Hipatia como la primera mujer científica de la historia. En una época en la cual las mujeres tenían poco o nulo acceso al saber, Hipatia supo abrirse camino convirtiéndose en una destacada estudiosa de las ciencias de amplio reconocimiento público.

Aunque se discute cuál fue con exactitud la fecha de su nacimiento, la mayoría de las crónicas sitúan este acontecimiento en el año 370 d.C, en la ciudad de Alejandría en Egipto. Era hija del matemático y astrónomo Teón de Alejandría, profesor del Museo de Alejandría (fundado por Ptolomeo I, rey de Egipto), quien educó a su hija desde muy joven para hacer de ella un individuo completo según el ideal griego, un ser humano que cultivara tanto la sabiduría como la belleza y la razón. Así, el cuidado físico se combinó en la formación de Hipatia con el cultivo de las artes, las ciencias y la música. Asimismo, para completar su educación viajó a Roma y Atenas, donde se instruyó en filosofía, matemáticas y astronomía.

Dados sus orígenes y su vasto conocimiento, se convirtió en una digna heredera de la gran tradición científica del Museo, que ya para la época era una auténtica universidad a la que asistían alumnos ansiosos de conocimiento.  Fue así como se convirtió en una renombrada profesora que daba lecciones públicas sobre las ideas de Platón y Aristóteles, destacándose en los campos de las ciencias.

Respecto al saber de Hipatia, Sócrates el Escolástico escribe: «Llegó a tal grado de cultura que superó a todos los filósofos contemporáneos, heredó la escuela platónica que había sido renovada en tiempos de Plotino, y explicaba todas las ciencias filosóficas a quienes lo deseaban. Por eso quienes deseaban pensar de modo filosófico acudían hacia ella de todas partes»Por otra parte, tanto Filostorgio como Damascio señalan que Hipatia aventajó a su padre en saber, en astronomía y en su dedicación a la filosofía. Dice Filostorgio: «Aprendió de su padre las ciencias matemáticas, pero resultó mucho mejor que el maestro, sobre todo en el arte de la observación de los astros». Y Damascio: «De naturaleza más noble que su padre, no se contentó con el saber que viene a través de las ciencias matemáticas a las que él la había introducido, sino que, no sin altura de espíritu, se dedicó también a las otras enseñanzas filosóficas». Es decir, Hipatia siguió las enseñanzas de su padre matemático, pero fue más allá en sus estudios de los movimientos de los astros y, sobre todo, al ampliar el horizonte de sus investigaciones desde la ciencia hacia la filosofía. Eso la hizo famosa y atrajo hacia ella a muchos oyentes y discípulos, entre los cuales destacaron el obispo Sinesio de Cirene y Orestes, que llegó a ser prefecto de Alejandría.

En cuanto a su legado científico, Hipatia escribió el Comentario de la “Aritmética” de Diofanto, uno de sus matemáticos favoritos, que dio un impulso decisivo al álgebra con la creación de unos signos matemáticos que simplificaban y agilizaban las operaciones y los cálculos. El texto de Hipatia permitió que el trabajo del científico se diese a conocer. También se interesó por Apolonio de Pergamo, ya que la geometría de las figuras cónicas, introducida por éste, le resultaba crucial para el posicionamiento de los cuerpos celestes. También llevó a cabo un análisis matemático de los movimientos de los astros descritos por Tolomeo en Las Tablas o Canón Astronómico, aunque se desconoce si formaban parte del libro III o si constituían una obra original. Y en lo que se refiere a las ciencias aplicadas, sabemos gracias a los escritos de sus discípulos, que confeccionó un planisferio celeste y un hidroscopio para pesar los líquidos.

Al contrario de lo que muchos piensan, Hipatia siempre se mantuvo al margen de las continuas disputas entre paganos y cristianos que tenían lugar por aquel entonces en Alejandría, manifestando una postura racional frente a la tradición helénica. Sin embargo, sí tomó partido en los asuntos municipales, ejerciendo su influencia en la esfera política y en la alta aristocracia, ya que era conocida y respetada por sus valores éticos y su sabiduría.

En el 412 d.C, Cirilo fue elegido como obispo de Alejandría; sucesor y sobrino de Teófilo, quien habría impulsado a las masas devotas a destruir el famoso Serapeo y su biblioteca. Parte de los cristianos de Egipto se opusieron a su nombramiento por sus ideas intolerantes, ya que atacaba a todos los colectivos religiosos que no aceptasen el cristianismo impuesto con el pretexto de purificar la fe. Alejandría se sumió entonces en un clima de extrema violencia, con asesinatos entre grupos de creencias diferentes sucediendo continuamente.

Para Cirilo, la influencia de Hipatia entre los altos cargos de la política representaba una amenaza. Envidiaba el prestigio social que gozaba entre las capas sociales altas de Alejandría. Sin embargo, no se sabe a ciencia cierta qué desencadenó la furia de Cirilo contra Hipatia, quien ni siquiera era una intelectual combativa y hostil al cristianismo, de hecho, tenía discípulos cristianos.

Damascio ofrece una clara acusación contra el patriarca y explica las causas de su hostilidad hacia la filósofa: «Ocurrió un día que Cirilo, obispo del grupo opuesto, pasaba por delante de casa de Hipatia y vio una gran multitud de gente y de caballos a su puerta. Había quienes llegaban, quienes se marchaban y quienes esperaban. Cuando Cirilo preguntó por el significado de aquella reunión y los motivos del revuelo, sus criados le explicaron que era la casa de la filósofa Hipatia y que ella estaba saludándoles. Cuando Cirilo oyó esto le entró tal ataque de envidia que inmediatamente empezó a conspirar su asesinato de la manera más detestable». Según Damascio, la envidia, pues, habría sido el desencadenante de los hechos.

Pero hay otro motivo que pudo influir en el ensañamiento del obispo: las buenas relaciones de Hipatia con Orestes, el prefecto de la ciudad, que años antes había sido atacado por un grupo de fanáticos, uno de los cuales lo había herido en la cabeza con una piedra. El agresor, un monje llamado Amonio, fue sometido a tortura y falleció, tras lo cual Cirilo depositó sus restos en una iglesia y le rindió el culto que se daba a los mártires. Por ende, las relaciones entre el poder eclesiástico y el poder civil se habían tensado hasta el extremo, e Hipatia reunía la doble condición de pagana y próxima a Orestes, lo que no podía menos que concitar el odio del patriarca.

En el cuarto año del obispado de Cirilo (se sitúa entre el año 415 y 416 d.C), en el mes de marzo durante plena cuaresma, una turba de monjes venidos rodearon en pleno día a Hipatia en la misma puerta de su casa, la arrastraron a golpes hasta el interior de una iglesia y allí la desnudaron y la descuartizaron, desgarrando sus carnes con conchas y tejas, y después de muerta quemaron sus restos en una hoguera.

El trágico final de Hipatia lo podemos interpretar a través de dos textos fundamentales. El primero es el testimonio de Sócrates Escolástico, historiador cristiano coetáneo de Hipatia, el segundo es de Juan, Obispo de Nikiu, dos siglos más tarde:

“Cayó víctima de las intrigas políticas que en aquella época prevalecían. Como tenia frecuentes entrevistas con Orestes (el Prefecto de Alejandría), fue proclamado calumniosamente entre el populacho cristiano que fue ella quien impidió que Orestes se reconciliara con el obispo (Cirilo). Algunos de ellos, formando parte de una fiera y fanática turba, cuyo líder era un tal Pedro (Pedro el Lector), la aprehendieron de camino a su casa, y arrastrándola desde su carro, la llevaron a una iglesia llamada Cesareo, donde la desnudaron completamente, y la asesinaron con tejas (la palabra griega original, ostrakoi no deja claro si se trató de tejas o de ostras). Después de desmembrar su cuerpo, llevaron sus restos a un lugar llamado Cinaron, y allí los quemaron. Este asunto dejó caer el mayor de los oprobios, no sólo sobre Cirilo, sino sobre toda la iglesia de Alejandría. Y seguramente nada puede haber más lejos del espíritu cristiano que permitir masacres, luchas y hechos de este tipo. Esto sucedió en el mes de Marzo durante la Cuaresma, en el cuarto año del episcopado de Cirilo, bajo el décimo consulado de Honorio y el sexto de Teodosio.”

Sócrates Escolástico (s. V dC). Historia Ecclesiatica. Libro VI, capítulo 15


“… Una multitud de creyentes en Dios se levantaron guiados por Pedro el Magistrado, y procedieron a buscar a la mujer pagana que había engañado a la gente de la ciudad y al prefecto (Orestes) con sus encantamientos. Y cuando descubrieron el lugar donde se encontraba, la fueron a buscar y la hallaron cómodamente sentada; habiéndola hecho descender, la arrastraron por todo el camino hasta la iglesia mayor, llamada Cesareo. Esto sucedió en los días de Cuaresma. Le arrancaron la ropa y la arrastraron por las calles de la ciudad hasta que le provocaron la muerte. La llevaron a un lugar llamado Cinaron y quemaron su cuerpo. Todo el mundo rodeó al patriarca Cirilo y le aclamaron como “el nuevo Teófilo”, ya que él había acabado con los últimos restos de idolatría de la ciudad.”
Juan, Obispo de Nikiu. Crónica 84.87-103


Su muerte causó gran revuelo entre la comunidad, y según varias fuentes, el asesinato fue un crimen oprobioso para los cristianos y redujo la influencia política del patriarcado alejandrino. Lo cierto es que Hipatia debía tener alrededor de cincuenta años o más cuando fue cruelmente asesinada, y con su muerte se puso fin a los actos violentos contra los filósofos paganos de Alejandría, cuya escuela siguió activa hasta el siglo VII.

martes, 6 de noviembre de 2018

Sirio: la importante estrella de los egipcios



Sirio, o Sirius en su denominación latina, es el nombre propio de la estrella Alfa Canis Maioris, la más brillante de todo el cielo nocturno vista desde la Tierra.

Está situada en la constelación del Canis Maior y es 25 veces más brillante que el sol y dos veces más grande que este. Es especialmente visible en los meses invernales, muy cerca de la inconfundible constelación de Orión.

Esta estrella tan notable fue muy conocida por las civilizaciones antiguas, tales como Sumeria, Egipto, Grecia y Roma, en las cuales adoptó un papel de gran relevancia en la religión, mitología, astronomía y astrología.

Los antiguos egipcios llamaron a esta estrella Sotis o Sothis, y era considerada como anunciadora de la crecida del Nilo y por consiguiente, de una buena cosecha, episodio sumamente importante para la sociedad agrícola del momento. Su aparición estaba también vinculada con el periodo de verano y las epidemias causadas por el calor.

En la astronomía tuvo gran importancia, pues los egipcios basaban su calendario en el orto heliaco de Sirio, esto es, el primer día en que la estrella se hace visible por oriente en la madrugada justo antes del amanecer, y después de haberse alejado suficientemente del brillo del Sol. Su primera aparición marcaba el comienzo de un nuevo año, lo cual era altamente celebrado por la antigua civilización egipcia.

La ineludible relación entre Sirio y el calendario egipcio ha ocasionado que, con el tiempo, Sirio y el conocido Ciclo Sotíaco (también sotiaco, sothiaco o sótico) se hayan convertido también en un importante elemento que ayude a determinar con mayor exactitud la cronología del Antiguo Egipto.

El Ciclo Sotíaco o Período Canicular, es el periodo de 1460 años de 365 días exactos cada uno en los que el orto heliaco (o salida heliaca) de Sirio coincidía nuevamente con el inicio del  año nuevo. Esto se debía a que cada cuatro años el orto de Sirio se desplazaba un día en el calendario, es decir cuatro años por cada uno de los 365 días del año, volviendo a coincidir con el año nuevo teórico solo tras unos 1460 años.

Sotis además de haber sido una estrella muy significativa para los antiguos egipcios, estuvo estrechamente relacionada con la diosa Sopdet. Esta deidad era representada como una mujer que portaba la corona Blanca, una estrella, el uraeus y dos cuernos, o en ocasiones con dos plumas. También se la ha visto como un inmenso perro, símbolo de la constelación del Can Mayor.

Sopdet en jeroglíficos.

Sopdet fue la esposa de Hapy y madre de Sopdu. También era considerada como la madre y hermana del faraón, a quien conduce por los Campos del Aaru, para poder transformarse en una eterna estrella viviente en el Campo de las Ofrendas. A esta diosa se la solía representar en los techos astronómicos de las tumbas.

Representación de Sotis en el techo de la KV34, tumba del faraón Tutmosis III.


En la actualidad, la primera aparición de Sirio ya no ocurre en los periodos más calurosos, sino hasta principios de septiembre aproximadamente, sin embargo, la fecha en que esto ocurra depende de la latitud del lugar. Por ejemplo, en el Sur de la península Ibérica ocurre alrededor del 10 de agosto y en la ciudad egipcia de Luxor, alrededor del 31 de julio. Pero hace unos 4.000 años, este evento tenía lugar en Egipto cerca de la primera quincena de julio (en nuestro calendario gregoriano) ya que las fechas han sido modificadas debido a la oscilación del eje de rotación de nuestro planeta.

domingo, 19 de agosto de 2018

Clases Sociales en el Antiguo Egipto



En la imagen tenemos la organización piramidal de las clases sociales del antiguo Egipto. A continuación explicamos en orden de importancia cada uno de ellos:

1. Faraón: Era considerado como una representación del dios Horus, por lo que era venerado como tal, ya que se creía que tenía un origen divino. Era un monarca absoluto, con amplia formación intelectual. Controlaba además todos los poderes del Estado: el legislativo, el ejecutivo, el judicial y el religioso.

2. Nobles y Sacerdotes: La nobleza estaba conformada por aquellas personas que poseían títulos nobiliarios concedidos por el faraón o que habían heredado de sus antepasados. Por su parte, los sacerdotes conformaban una clase muy influyente en la política, caracterizándose por su gran sabiduría. Eran los encargados de la administración de los templos y la atención y culto a las divinidades.

3. Soldados y Altos Funcionarios: Los soldados tenían como misión la defensa y protección del Estado egipcio. Mientras que los altos funcionarios constituían el cuerpo administrativo del Estado, conformado en su mayoría por miembros de la nobleza con gran influencia política.

4. Escribas: Se caracterizaban por ser personas cultas, con alto grado de conocimiento de la escritura y cálculo. Su importancia radicaba en que eran los encargados de redactar las leyes, transcribir textos sagrados y todo tipo de escritos de carácter administrativo y comercial.

5. Comerciantes y Artesanos: Los comerciantes eran bien considerados dentro de la sociedad gracias al tráfico de importaciones y exportaciones que generaban. Respecto a los artesanos, realizaban trabajos de orfebrería, joyería, carpintería, pintura, escultura, entre otros.

6. Campesinos: Era considerada la clase más humilde, conformada por trabajadores del campo dedicados en su mayoría a la agricultura, especialmente de cereales. Eran personas libres, aunque algunos se encontraban al servicio de los templos o palacios.

7. Esclavos: En realidad preferiríamos utilizar el término "siervo" al de "esclavo", puesto que en el Antiguo Egipto estos individuos eran poseedores de derechos y salarios. Se les consideraba como personas, por ende, adquirieron también ciertos derechos legales. Los testimonios al respecto nos hacen pensar que la situación de los esclavos en Egipto fue considerablemente más humana que en la mayor parte de las culturas de la antigüedad. De hecho, la esclavitud propiamente dicha parece no haber tenido lugar; lo más cercano a ella fue el trato que recibieron algunos prisioneros de guerra, quienes eran obligados en ocasiones a realizar trabajos forzosos, sin embargo era una situación transitoria, puesto que su condición podía terminar al acabar el posible enfrentamiento de sus respectivos gobiernos.

lunes, 20 de noviembre de 2017

El Libro de los Muertos

El Libro de los Muertos, es sin duda el texto religioso más popular de la antigua literatura egipcia. Consiste pues, en una compilación de textos funerarios que se utilizaban para ayudar al difunto en su viaje a través de la Duat (el inframundo egipcio).

Su nombre original era el de Libro de la Salida al Día, haciendo alusión a la verdadera finalidad que éste perseguía. En él, se recogen las formulas y oraciones que el difunto debía manifestar para poder superar con éxito las trabas que se le presentaban en su camino hacia los Campos del Iaru, donde reinaba Osiris. Estas formulas fueron escritas sobre rollos de papiro en un principio en jeroglífico cursivo, con tinta negra y roja, y posteriormente en escritura hierática, con viñetas que hacían alusión al contenido del texto.

El sacerdote era quien recitaba las fórmulas del libro durante la ceremonia funeraria, cuando se trasladaba el sarcófago del difunto a la tumba. Una vez allí, se practicaban rituales para revitalizar los sentidos, entre los que destaca el de la apertura de la boca; y una vez recuperados los sentidos, emprendía su viaje por el Más Allá. Los egipcios creían que el difunto emprendía un viaje subterráneo desde el oeste hacia el este, como el dios sol Ra. Durante ese trayecto el fallecido, montado en la barca solar de Ra, se enfrentaría a seres peligrosos en el inframundo que intentarían impedir su salida por el este y su renacimiento.

El libro tuvo su origen en el Segundo Periodo Intermedio, y se utilizó hasta ya entrada la época romana. Además, fue influenciado directamente por los antiguos Textos de las Pirámides y Textos de los Sarcófagos, aunque con el paso del tiempo fueron agregadas otras formulas propias del mismo libro.

Fue utilizado en principio solo por la élite de los miembros de la familia real, funcionarios y cortesanos, a pesar de ser conocido por todas las clases sociales. Entrado el Imperio Nuevo, se extendió su uso, aunque solo los más adinerados podían obtener una buena copia del texto; otros menos afortunados tenían que conformarse con tener una que otra fórmula copiada en algún trozo de papiro o cuero.

En la actualidad se conocen un total de 192 capítulos, pero hay que destacar que ningún papiro individual los contiene todos. Cada papiro es único, y contienen formulas y oraciones selectas de todo el contenido de textos disponible. Por ello, no existe un único Libro de los Muertos, dado que los papiros que han logrado sobrevivir hasta la actualidad contienen una variada selección de textos que los hace diferir entre sí. El más famoso de ellos indudablemente es el Papiro de Ani, el cual se conserva actualmente en el Museo Británico de Londres.


Papiro de Ani, capítulo 125, el «Juicio de Osiris»

En la imagen anterior, observamos lo que es uno de los capítulos más emblemáticos del Libro de los Muertos. Se trata del Juicio de Osiris, y constituía un acontecimiento trascendental para el difunto. El juicio se llevaba a cabo en la Sala de las Dos Verdades, conformada por 42 jueces y presidida por Osiris en compañía de Isis y Neftis. En la sala están presentes también Anubis, quien es el guía del fallecido en el inframundo, Thot actuando como escriba, Ammit el devorador de corazones y Horus.

Una vez que el difunto entraba en la sala hacía la "confesión negativa", en la que citaba todas las malas acciones que no había cometido, según se recoge en la fórmula 125.Tras la confesión, llegaba el momento culminante del juicio, cuando se procedía a pesar el corazón del difunto como símbolo de su moralidad. En un plato de la balanza se colocaba el corazón, y en el otro plato la Pluma de la Justicia de Maat, que representaba la verdad.

El resultado era favorable si el corazón del difunto quedaba en equilibrio con la pluma, y seguidamente era llevado ante Osiris, quien le abría las puertas de los Campos del Iaru.

En cambio, el resultado era negativo si el corazón pesaba más que la pluma, en este caso el corazón era arrojado a Ammit para que lo devorara y así impedir su inmortalidad. Esto era denominado como la segunda muerte y suponía para el difunto el final de su condición de inmortal y el fin de su existencia.  

domingo, 16 de abril de 2017

Textos de los Sarcófagos

Los Textos de los Sarcófagos son escritos que los egipcios solían plasmar sobre los sarcófagos a partir del Primer Período Intermedio. Estos escritos consistían en un conjunto de formulas o conjuros que servían como guía para el difunto en el más allá.

Su origen proviene en gran parte de los Textos de las Pirámides, mayormente utilizados en el Imperio Antiguo. Pero como dijimos anteriormente, los Textos de los Sarcófagos datan del I Período Intermedio, aunque alcanzaron su mayor auge en el Imperio Medio, cuando el derecho de acceder a los textos religiosos pasó a la nobleza y dejó de ser un derecho exclusivo de los faraones, aunque seguían siendo exclusivos de la clase dirigente.

Estos escritos eran realizados principalmente en escritura jeroglífica cursiva y hierática; y a pesar de ser influenciados en gran parte por los Textos de las Pirámides, su contenido era más amplio incluyendo así nuevos pasajes y creencias características del Imperio Medio.




Su función era principalmente la de ayudar al difunto en su paso por el más allá, brindarle la asistencia necesaria para protegerse de los animales y peligros que pudieran acecharle, y finalmente asegurar la inmortalidad del mismo. Los textos describen la existencia de un reino subterráneo gobernado por Osiris que los egipcios solían llamar Duat, este mundo estaba lleno de criaturas amenazadoras y trampas a las cuales el difunto tenía que vencer. Gracias a estos textos surge también la idea del juicio de Osiris, al cual se sometía el difunto luego de vencer las adversidades de este mundo subterráneo y en el cual era juzgado de acuerdo a sus acciones en vida.

La combinación de ambos textos, el de las Pirámides y el de los Sarcófagos, darían origen más adelante al Libro de los Muertos.

lunes, 22 de febrero de 2016

El Canto del Arpista

El Canto del Arpista es un poema egipcio datado a finales del Primer periodo intermedio. Se ha conservado en la capilla funeraria del faraón Intef (siglo XI a. C.), y recibe su nombre por estar escrito junto a la imagen de un arpista. 

Se trata de una obra sobre la muerte y la Duat, tratadas de una manera pesimista que contradice las creencias religiosas de la época. La crisis del Primer Periodo Intermedio pudo posibilitar la aparición de nuevas ideas y perspectivas ante la vida y la muerte que se alejaban de la visión normativa del Reino Antiguo, donde se creía en la existencia de una vida después de la muerte, ejemplificada en los Textos de las Pirámides Las nuevas ideas que aparecieron defendían una actitud hedonista ante la vida y una posición escéptica respecto a la vida después de la muerte. Estas nuevas ideas eran cantadas al son del arpa en banquetes cotidianos y funerarios. Parece que tuvieron una cierta repercusión e influencia en la sociedad egipcia durante el Primer Periodo Intermedio ya que, de otra manera, no se explicaría que uno de los cantos o poemas que expresaban dichas ideas, se llegara a grabar en la tumba de un faraón.

"Una generación pasa y otra perdura
Desde el tiempo de los antepasados.
Los dioses que se han manifestado en otros tiempos
Descansan en sus pirámides.
Los nobles espíritus, igualmente,
Están sepultados en sus tumbas.
Los que han construido edificios
Cuyos emplazamientos ya no existen,
¿Qué ha sido de ellos?
[...]
¿Dónde están sus tumbas?
Sus muros han caído,
Ya no existen sus tumbas.
Es como si nunca hubieran existido.
No hay difuntos que vuelvan del más allá
Y que cuenten su estado
Y que cuenten sus cuitas
Y que aplaquen nuestro corazón
Hasta que nosotros lleguemos
Al lugar donde ellos han ido.
[...]
¡Alegra, pues, tu corazón!
[...]
Pon mirra sobre tu cabeza,
Vístete de finos ropajes
Perfúmate con perfúmenes exóticos, propios de un dios.
Multiplica tus placeres.
[...]
Transcurre feliz el día y no desfallezcas.
Mira, nadie se ha llevado sus cosas consigo;
Mira, nadie ha regresado jamás."




Otra traducción:

"Este buen príncipe es un hombre feliz,
un dichoso destino ha terminado ahora.
Una generación pasa,
otras permanecen,
desde el tiempo de los ancestros.
Los dioses que antes existieron descansas en sus pirámides,
nobles bendecidos también son enterrados en sus tumbas.
[Sin embargo], aquéllos que construyeron tumbas
y de quienes sus lugares han desaparecido,
¿qué ha sido de ellos?
He oído las palabras de Imhotep y de Horjedef,
cuyas sentencias son recitadas por todas partes,
¿qué hay de sus lugares?
Sus muros se han desmoronado,
sus lugares han desaparecido,
como si nunca hubieran existido.
Nadie viene de allí
para hablarnos acerca de su estado,
para hablarnos acerca de sus necesidades,
para calmar nuestro corazones,
hasta que vayamos adonde ellos han ido.

Por tanto, alegra tu corazón.
El olvido te beneficiará,
sigue a tu corazón mientras vivas.
Pon mirra en tu cabeza,
vístete con lino fino,
úngete con aceites propios de un dios.
Aumenta tus alegrías,
que tu corazón no se entristezca.
Sigue tu corazón y tu felicidad.
Haz tus cosas en la tierra como manda tu corazón
hasta que llegue a ti ese día de llanto.
El de Corazón Enfadoso no oye sus lamentos.
Los lloriqueos no salvan a nadie de la tumba.

Pensad:
Pasa un día feliz,
no te aburras de ello.
Mira, a nadie se le permite llevarse sus bienes consigo.
Mira, nadie que parte regresa de nuevo."