domingo, 19 de agosto de 2018

Clases Sociales en el Antiguo Egipto



En la imagen tenemos la organización piramidal de las clases sociales del antiguo Egipto. A continuación explicamos en orden de importancia cada uno de ellos:

1. Faraón: Era considerado como una representación del dios Horus, por lo que era venerado como tal, ya que se creía que tenía un origen divino. Era un monarca absoluto, con amplia formación intelectual. Controlaba además todos los poderes del Estado: el legislativo, el ejecutivo, el judicial y el religioso.

2. Nobles y Sacerdotes: La nobleza estaba conformada por aquellas personas que poseían títulos nobiliarios concedidos por el faraón o que habían heredado de sus antepasados. Por su parte, los sacerdotes conformaban una clase muy influyente en la política, caracterizándose por su gran sabiduría. Eran los encargados de la administración de los templos y la atención y culto a las divinidades.

3. Soldados y Altos Funcionarios: Los soldados tenían como misión la defensa y protección del Estado egipcio. Mientras que los altos funcionarios constituían el cuerpo administrativo del Estado, conformado en su mayoría por miembros de la nobleza con gran influencia política.

4. Escribas: Se caracterizaban por ser personas cultas, con alto grado de conocimiento de la escritura y cálculo. Su importancia radicaba en que eran los encargados de redactar las leyes, transcribir textos sagrados y todo tipo de escritos de carácter administrativo y comercial.

5. Comerciantes y Artesanos: Los comerciantes eran bien considerados dentro de la sociedad gracias al tráfico de importaciones y exportaciones que generaban. Respecto a los artesanos, realizaban trabajos de orfebrería, joyería, carpintería, pintura, escultura, entre otros.

6. Campesinos: Era considerada la clase más humilde, conformada por trabajadores del campo dedicados en su mayoría a la agricultura, especialmente de cereales. Eran personas libres, aunque algunos se encontraban al servicio de los templos o palacios.

7. Esclavos: En realidad preferiríamos utilizar el término "siervo" al de "esclavo", puesto que en el Antiguo Egipto estos individuos eran poseedores de derechos y salarios. Se les consideraba como personas, por ende, adquirieron también ciertos derechos legales. Los testimonios al respecto nos hacen pensar que la situación de los esclavos en Egipto fue considerablemente más humana que en la mayor parte de las culturas de la antigüedad. De hecho, la esclavitud propiamente dicha parece no haber tenido lugar; lo más cercano a ella fue el trato que recibieron algunos prisioneros de guerra, quienes eran obligados en ocasiones a realizar trabajos forzosos, sin embargo era una situación transitoria, puesto que su condición podía terminar al acabar el posible enfrentamiento de sus respectivos gobiernos.

lunes, 20 de noviembre de 2017

El Libro de los Muertos

El Libro de los Muertos, es sin duda el texto religioso más popular de la antigua literatura egipcia. Consiste pues, en una compilación de textos funerarios que se utilizaban para ayudar al difunto en su viaje a través de la Duat (el inframundo egipcio).

Su nombre original era el de Libro de la Salida al Día, haciendo alusión a la verdadera finalidad que éste perseguía. En él, se recogen las formulas y oraciones que el difunto debía manifestar para poder superar con éxito las trabas que se le presentaban en su camino hacia los Campos del Iaru, donde reinaba Osiris. Estas formulas fueron escritas sobre rollos de papiro en un principio en jeroglífico cursivo, con tinta negra y roja, y posteriormente en escritura hierática, con viñetas que hacían alusión al contenido del texto.

El sacerdote era quien recitaba las fórmulas del libro durante la ceremonia funeraria, cuando se trasladaba el sarcófago del difunto a la tumba. Una vez allí, se practicaban rituales para revitalizar los sentidos, entre los que destaca el de la apertura de la boca; y una vez recuperados los sentidos, emprendía su viaje por el Más Allá. Los egipcios creían que el difunto emprendía un viaje subterráneo desde el oeste hacia el este, como el dios sol Ra. Durante ese trayecto el fallecido, montado en la barca solar de Ra, se enfrentaría a seres peligrosos en el inframundo que intentarían impedir su salida por el este y su renacimiento.

El libro tuvo su origen en el Segundo Periodo Intermedio, y se utilizó hasta ya entrada la época romana. Además, fue influenciado directamente por los antiguos Textos de las Pirámides y Textos de los Sarcófagos, aunque con el paso del tiempo fueron agregadas otras formulas propias del mismo libro.

Fue utilizado en principio solo por la élite de los miembros de la familia real, funcionarios y cortesanos, a pesar de ser conocido por todas las clases sociales. Entrado el Imperio Nuevo, se extendió su uso, aunque solo los más adinerados podían obtener una buena copia del texto; otros menos afortunados tenían que conformarse con tener una que otra fórmula copiada en algún trozo de papiro o cuero.

En la actualidad se conocen un total de 192 capítulos, pero hay que destacar que ningún papiro individual los contiene todos. Cada papiro es único, y contienen formulas y oraciones selectas de todo el contenido de textos disponible. Por ello, no existe un único Libro de los Muertos, dado que los papiros que han logrado sobrevivir hasta la actualidad contienen una variada selección de textos que los hace diferir entre sí. El más famoso de ellos indudablemente es el Papiro de Ani, el cual se conserva actualmente en el Museo Británico de Londres.


Papiro de Ani, capítulo 125, el «Juicio de Osiris»

En la imagen anterior, observamos lo que es uno de los capítulos más emblemáticos del Libro de los Muertos. Se trata del Juicio de Osiris, y constituía un acontecimiento trascendental para el difunto. El juicio se llevaba a cabo en la Sala de las Dos Verdades, conformada por 42 jueces y presidida por Osiris en compañía de Isis y Neftis. En la sala están presentes también Anubis, quien es el guía del fallecido en el inframundo, Thot actuando como escriba, Ammit el devorador de corazones y Horus.

Una vez que el difunto entraba en la sala hacía la "confesión negativa", en la que citaba todas las malas acciones que no había cometido, según se recoge en la fórmula 125.Tras la confesión, llegaba el momento culminante del juicio, cuando se procedía a pesar el corazón del difunto como símbolo de su moralidad. En un plato de la balanza se colocaba el corazón, y en el otro plato la Pluma de la Justicia de Maat, que representaba la verdad.

El resultado era favorable si el corazón del difunto quedaba en equilibrio con la pluma, y seguidamente era llevado ante Osiris, quien le abría las puertas de los Campos del Iaru.

En cambio, el resultado era negativo si el corazón pesaba más que la pluma, en este caso el corazón era arrojado a Ammit para que lo devorara y así impedir su inmortalidad. Esto era denominado como la segunda muerte y suponía para el difunto el final de su condición de inmortal y el fin de su existencia.  

domingo, 16 de abril de 2017

Textos de los Sarcófagos

Los Textos de los Sarcófagos son escritos que los egipcios solían plasmar sobre los sarcófagos a partir del Primer Período Intermedio. Estos escritos consistían en un conjunto de formulas o conjuros que servían como guía para el difunto en el más allá.

Su origen proviene en gran parte de los Textos de las Pirámides, mayormente utilizados en el Imperio Antiguo. Pero como dijimos anteriormente, los Textos de los Sarcófagos datan del I Período Intermedio, aunque alcanzaron su mayor auge en el Imperio Medio, cuando el derecho de acceder a los textos religiosos pasó a la nobleza y dejó de ser un derecho exclusivo de los faraones, aunque seguían siendo exclusivos de la clase dirigente.

Estos escritos eran realizados principalmente en escritura jeroglífica cursiva y hierática; y a pesar de ser influenciados en gran parte por los Textos de las Pirámides, su contenido era más amplio incluyendo así nuevos pasajes y creencias características del Imperio Medio.




Su función era principalmente la de ayudar al difunto en su paso por el más allá, brindarle la asistencia necesaria para protegerse de los animales y peligros que pudieran acecharle, y finalmente asegurar la inmortalidad del mismo. Los textos describen la existencia de un reino subterráneo gobernado por Osiris que los egipcios solían llamar Duat, este mundo estaba lleno de criaturas amenazadoras y trampas a las cuales el difunto tenía que vencer. Gracias a estos textos surge también la idea del juicio de Osiris, al cual se sometía el difunto luego de vencer las adversidades de este mundo subterráneo y en el cual era juzgado de acuerdo a sus acciones en vida.

La combinación de ambos textos, el de las Pirámides y el de los Sarcófagos, darían origen más adelante al Libro de los Muertos.

lunes, 22 de febrero de 2016

El Canto del Arpista

El Canto del Arpista es un poema egipcio datado a finales del Primer periodo intermedio. Se ha conservado en la capilla funeraria del faraón Intef (siglo XI a. C.), y recibe su nombre por estar escrito junto a la imagen de un arpista. 

Se trata de una obra sobre la muerte y la Duat, tratadas de una manera pesimista que contradice las creencias religiosas de la época. La crisis del Primer Periodo Intermedio pudo posibilitar la aparición de nuevas ideas y perspectivas ante la vida y la muerte que se alejaban de la visión normativa del Reino Antiguo, donde se creía en la existencia de una vida después de la muerte, ejemplificada en los Textos de las Pirámides Las nuevas ideas que aparecieron defendían una actitud hedonista ante la vida y una posición escéptica respecto a la vida después de la muerte. Estas nuevas ideas eran cantadas al son del arpa en banquetes cotidianos y funerarios. Parece que tuvieron una cierta repercusión e influencia en la sociedad egipcia durante el Primer Periodo Intermedio ya que, de otra manera, no se explicaría que uno de los cantos o poemas que expresaban dichas ideas, se llegara a grabar en la tumba de un faraón.

"Una generación pasa y otra perdura
Desde el tiempo de los antepasados.
Los dioses que se han manifestado en otros tiempos
Descansan en sus pirámides.
Los nobles espíritus, igualmente,
Están sepultados en sus tumbas.
Los que han construido edificios
Cuyos emplazamientos ya no existen,
¿Qué ha sido de ellos?
[...]
¿Dónde están sus tumbas?
Sus muros han caído,
Ya no existen sus tumbas.
Es como si nunca hubieran existido.
No hay difuntos que vuelvan del más allá
Y que cuenten su estado
Y que cuenten sus cuitas
Y que aplaquen nuestro corazón
Hasta que nosotros lleguemos
Al lugar donde ellos han ido.
[...]
¡Alegra, pues, tu corazón!
[...]
Pon mirra sobre tu cabeza,
Vístete de finos ropajes
Perfúmate con perfúmenes exóticos, propios de un dios.
Multiplica tus placeres.
[...]
Transcurre feliz el día y no desfallezcas.
Mira, nadie se ha llevado sus cosas consigo;
Mira, nadie ha regresado jamás."




Otra traducción:

"Este buen príncipe es un hombre feliz,
un dichoso destino ha terminado ahora.
Una generación pasa,
otras permanecen,
desde el tiempo de los ancestros.
Los dioses que antes existieron descansas en sus pirámides,
nobles bendecidos también son enterrados en sus tumbas.
[Sin embargo], aquéllos que construyeron tumbas
y de quienes sus lugares han desaparecido,
¿qué ha sido de ellos?
He oído las palabras de Imhotep y de Horjedef,
cuyas sentencias son recitadas por todas partes,
¿qué hay de sus lugares?
Sus muros se han desmoronado,
sus lugares han desaparecido,
como si nunca hubieran existido.
Nadie viene de allí
para hablarnos acerca de su estado,
para hablarnos acerca de sus necesidades,
para calmar nuestro corazones,
hasta que vayamos adonde ellos han ido.

Por tanto, alegra tu corazón.
El olvido te beneficiará,
sigue a tu corazón mientras vivas.
Pon mirra en tu cabeza,
vístete con lino fino,
úngete con aceites propios de un dios.
Aumenta tus alegrías,
que tu corazón no se entristezca.
Sigue tu corazón y tu felicidad.
Haz tus cosas en la tierra como manda tu corazón
hasta que llegue a ti ese día de llanto.
El de Corazón Enfadoso no oye sus lamentos.
Los lloriqueos no salvan a nadie de la tumba.

Pensad:
Pasa un día feliz,
no te aburras de ello.
Mira, a nadie se le permite llevarse sus bienes consigo.
Mira, nadie que parte regresa de nuevo."                                        

sábado, 16 de enero de 2016

Textos de las Pirámides

Los Textos de las Pirámides, como su nombre lo indica, constituyen aquellos textos grabados sobre las paredes de algunas cámaras y antecámaras mortuorias de las pirámides más antiguas. Estos textos son básicamente escritos de carácter religioso, más específicamente dan a conocer rituales funerarios, ofrendas, ceremonias religiosas, y todo aquello relacionado con facilitar el paso de los muertos al Más Allá y su bienestar en esa transición.

Son considerados los textos religiosos mejor conservados y más antiguos del mundo. Sus orígenes datan del Imperio Antiguo, y los textos más antiguos del 2.400 a.C; escritos en egipcio antiguo (escritura jeroglífica).
Los registros más antiguos de estos textos fueron descubiertos en la pirámide de Unis, último faraón de la dinastía V. También se encuentran en las pirámides de Teti, Meryra-Pepy (Pepi I), Merenra-Antyemsaf (Merenra), Neferkara-Pepy (Pepi II) y Kakara Ibi (Aba) y en las de las esposas de Neferkara-Pepy: Neit, Iput y Udyebten, todas ellas en la necrópolis de Saqqara. 


Interior de la pirámide de Unis.


En estos textos, predominaba la idea de que solo el Rey (Faraón) podía ascender a los cielos junto a Ra, es por ello que los mismos fueron grabados únicamente en los interiores de las pirámides de aquellos. Sin embargo, esta idea fue evolucionando y fue así como se dio lugar a los Textos de los Sarcófagos, los cuales estaban reservados no solamente a la realeza, sino también a los nobles y potentados. Posteriormente, ya durante el Imperio Nuevo, ambos textos evolucionaron hasta convertirse en el Libro de los Muertos, escrito en papiro, y el cual estaba disponible para todos aquellos egipcios que querían alcanzar la inmortalidad y podían costearse los gastos por los rituales de embalsamiento y entierro.

domingo, 20 de julio de 2014

Coronas Del Antiguo Egipto


A través de los años, en el antiguo Egipto los faraones utilizaron diversos tipos de coronas. Además de ser un símbolo distintivo como gobernante, cada una de ellas era utilizada según la ocasión o lugar que representaba el regente. Por lo general se basaban en dos regiones fundamentales, el Alto y Bajo Egipto, y cada una de estas era representada por una corona que determinaba el dominio de los faraones sobre estas regiones. También sirvieron para distinguir las distintas divinidades que poseía esta civilización

Entre los diversos tipos de coronas encontramos las siguientes:


Hedyet (Corona Blanca): Representaba el Alto Egipto, por lo tanto, el poseedor de la misma tenía dominio sobre esa región. Poseía una forma tronco-cónica con el extremo superior redondeado y era representada de color blanco. Estaba relacionada con la diosa buitre del Alto Egipto Nejbet.

Desheret (Corona Roja): Representaba el Bajo Egipto y estaba asociada a la diosa cobra de esta región, Uadyet. Poseía una estructura cilíndrica con una protuberancia rizada y era representada de color rojo. Su nombre significaba literalmente “La del Norte”.

Sejemty (Corona Doble): Representaba el Alto y Bajo Egipto unificados, por lo tanto, la corona era una fusión de la Corona Blanca y Roja (Hedyet y Desheret) y simbolizaba el dominio del faraón sobre toda la región.  Sejemty significaba “Las dos poderosas”.

Corona Atef: Puede ser considerada como una variación de la Corona Blanca, con la diferencia de que en ambos costados esta compuesta de dos plumas de avestruz y por lo general es representada en color amarillo. En el Imperio Nuevo, se le añadieron un disco solar, en ocasiones un ureos y dos cuernos horizontales de carnero sobre los que se sustenta. Estuvo estrechamente relacionada con el dios Osiris.
Osiris portando la Corona Atef
Corona Hemhem: Posee un estilo de triple Atef por lo que se considera una variación de la misma. Simbolizaba el triunfo del Sol o la luz solar. En la iconografía por lo general es portada por niños.
Harpocrates portando la Corona Hemhem
Corona Jeperesh: Es una corona representada en color azul, de tipo ceremonial y forma de casquete; en ocasiones se le añade el ureos. Era utilizada por el faraón en procesiones triunfales, ceremonias de ofrenda a los dioses y en el campo de batalla, motivo por el cual se le concedió el nombre de “Corona de Guerra”. Fue relacionada con la diosa Uerethekau.

Corona Shuty: Era representada como una corona de dos plumas de halcón, aunque luego sufrió algunas modificaciones añadiéndosele en ocasiones un disco solar o cuernos. Era portada generalmente por las mujeres de la casa real y estaba relacionada con la unión de las Dos Tierras (Alto y Bajo Egipto), y de sus diosas Nejbet y Uadyet.
Nefertari portando la Corona Shuty
Nemes: Más que una corona es un tocado. Consistía en una pieza que cubría la cabeza cayendo a ambos lados del rostro y anudado en la parte posterior. Aunque en algunas representaciones aparece como si fuera listado en amarillo y azul los textos hablan más bien de un pañuelo blanco. La representación más famosa de este tocado lo podemos encontrar en la máscara de Tutankamón, donde se le puede ver representado con las franjas en amarillo y azul además del ureos. Era portada por algunos dioses, entre los que destaca el dios Atum. 
Máscara funeraria de Tutankamón por detrás y por delante portando el Nemes


Jat: También llamado afnet, es considerado por muchos como el primer tocado egipcio. Era usado por los miembros de la nobleza del antiguo Egipto. Es más sencillo que el nemes, que puede complementardo, sin embargo carece de elementos decorativos laterales, no posee pliegues ni rayas, y cuelga abierto por la espalda. Se le relacionaba con las diosas Isis y Neftis como dolientes de Osiris.
 
Tablilla de marfil de Ábidos representando al faraón Den portando el Jat, mientras golpea a un enemigo con una maza.